Y es en esta vía para almas errantes donde me pregunto en qué momento me desvié, pero la cruda realidad es que jamás fui por el camino correcto. La crueldad me dominó desde el principio y jamás conocí otra forma de existir, no me arrepentí de nada, ni tan siquiera en los momentos previos a que mi oscuro corazón dejase de latir.
Ahora debo ayudar a los demás caminantes a no perderse durante toda la eternidad. Es el precio de mi vida.
me gusta lo que has puesto, aver si te pasas^^
ResponderEliminarpor cierto, te sigo